En cada año escolar, los niños caminan, corren, saltan, se agachan y vuelven a correr. El movimiento no se detiene, y por eso, el calzado que usen no debería ser una elección al azar. Aunque muchas veces se prioriza el diseño o el precio, lo cierto es que las zapatillas de colegio cumplen un rol fundamental en el día a día: brindar soporte, comodidad y seguridad.
Un mal ajuste, materiales de baja calidad o suelas inadecuadas pueden generar molestias físicas, desgaste prematuro y hasta accidentes menores. Si estás buscando un calzado escolar que acompañe a tu hijo durante todo el año, presta atención a los siguientes aspectos que te contamos desde Venus.

Ajuste ideal: la base de la comodidad diaria
Un error frecuente es comprar zapatillas de colegio más grandes para que “duren todo el año escolar”. Pero eso puede afectar la postura y provocar incomodidad al caminar o correr. El calzado escolar debe ofrecer un ajuste firme sin apretar, permitiendo libertad de movimiento sin que el pie se deslice dentro.
Lo más recomendable es probarlo con las mismas medias que se usarán en clases y observar si hay espacio suficiente en la punta para mover los dedos. Un buen par se siente estable desde el primer paso.
Materiales transpirables: el detalle que hace la diferencia
El pie de los niños pasa muchas horas dentro del zapato. Si el material no permite una buena ventilación, la humedad se acumula y puede causar irritaciones o mal olor. Por eso, lo ideal es optar por zapatillas colegio elaboradas con telas técnicas o interiores con forro de microfibra, que faciliten la absorción de humedad y permitan una mejor aireación.
Este tipo de materiales reduce la sensación de transpiración y mantiene los pies frescos por más tiempo, incluso después de clases de educación física.
Suelas seguras y flexibles: prevenir antes que lamentar
Una buena suela antideslizante puede evitar más de un accidente en el patio o los pasillos del colegio. Al elegir, asegúrate de que la suela tenga tracción y que sea lo suficientemente gruesa para amortiguar el impacto de cada paso.
Además, la flexibilidad es clave: una suela rígida puede restringir el movimiento natural del pie y provocar fatiga. Dobla ligeramente la zapatilla antes de comprarla. Si se flexiona con facilidad en la zona delantera, es una buena señal.
Durabilidad: un aliado invisible durante el año escolar
Los zapatos escolares se enfrentan a todo tipo de superficies, climas y actividades. Por eso, los materiales deben ser resistentes al uso diario. Busca costuras reforzadas, punteras protegidas y uniones bien selladas.
Aunque a veces el precio de un calzado de calidad puede parecer elevado, resulta más rentable que reemplazar zapatillas cada dos o tres meses por desgaste.
Pensar a largo plazo también es cuidar de los tuyos
Un calzado que se utiliza a diario debe tener buenos materiales y una promesa de durabilidad. Si puedes acceder a una garantía de hasta un año, sabes que estarás cubriendo no solo el presente, también los imprevistos del camino.
Así como se revisan los útiles o los horarios, revisar el estado del calzado al inicio del año escolar (y durante) puede evitar problemas mayores. La próxima vez que compres zapatos escolares, piensa en Venus.